Cambio climático

Las olas de calor provocadas por el cambio climático están batiendo récords en todo el mundo y los científicos esperan que empeoren. Se necesita una acción urgente, dicen, para mitigar los riesgos para la salud, la seguridad alimentaria, la gestión del agua y el medio ambiente.

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1 de junio de 2023 | Londres

Las olas de calor están rompiendo récords en todo el mundo, desde India y Tailandia hasta el noroeste del Pacífico de EE. UU., normalmente templado, y los científicos predicen que las temperaturas promedio globales probablemente aumentarán a niveles récord en los próximos cinco años. En particular, la combinación de un nuevo patrón climático de El Niño a partir de junio y la liberación continua de emisiones que cambian el clima "empujará las temperaturas globales a un territorio desconocido", predijeron los científicos en un informe publicado el miércoles. "Esto tendrá repercusiones de gran alcance para la salud, la seguridad alimentaria, la gestión del agua y el medio ambiente. Necesitamos estar preparados", advirtió Petteri Taalas, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial. Así es como el cambio climático está contribuyendo a nuevos extremos de calor global y riesgos humanos:

Sí. El cambio climático está alimentando una variedad de condiciones climáticas extremas en todo el mundo, desde inundaciones y tormentas hasta sequías, pero el cambio que está produciendo con mayor claridad es el calor más extremo. Una ola de calor récord en India, Bangladesh, Laos y Tailandia en abril de 2023, por ejemplo, era al menos 30 veces más probable debido al cambio climático, dijeron el miércoles científicos del grupo World Weather Attribution. El uso continuo de petróleo, carbón y gas para alimentar hogares, automóviles y la economía mundial da como resultado la liberación de gases que cubren el planeta, atrapando cada vez más energía solar en la atmósfera en lugar de dejar escapar gran parte de ella. Aproximadamente el 90% de ese exceso de energía, o calor, ha sido absorbido hasta ahora por los océanos del mundo, lo que modera los aumentos de temperatura. Pero las temperaturas de la superficie del océano están ahora en su nivel más alto jamás registrado, dicen los científicos. Temen que los mares puedan estar llegando al límite de sus capacidades de absorción de calor, lo que podría significar más calor atrapado en la atmósfera y termómetros altísimos.

Mucha gente espera con ansias las altas temperaturas del verano, y las fotografías en días sofocantes a menudo muestran a personas en la playa o chapoteando en las fuentes.

Pero el calor puede ser mortal y muchas personas no están preparadas para el nivel de las olas de calor que están apareciendo ahora y que se pronostican en el futuro, dicen los científicos. El estrés por calor extremo ya se ha duplicado en los últimos 40 años, según la agencia espacial estadounidense NASA. Especialmente en lugares ya húmedos, cuando el calor y la humedad se combinan para producir una temperatura de "bulbo húmedo" por encima de los 35 grados centígrados (95 grados Fahrenheit), el cuerpo humano ya no puede deshacerse de manera efectiva de suficiente calor, dicen los científicos. En condiciones de olas de calor tan extremas, que son cada vez más frecuentes en todo el mundo, las personas expuestas pueden morir sin un acceso rápido a aire acondicionado, ventiladores u otro tipo de refrigeración. Los residentes de países que ya son cálidos, desde India hasta Irán, corren un riesgo particular, pero también lo son las personas que viven en lugares normalmente más fríos, como el noroeste del Pacífico de EE. UU., que pueden no comprender los riesgos o no tener acceso a la tecnología de enfriamiento. En 2021, una poderosa ola de calor mató al menos a 112 personas en el estado de Washington, EE. UU., y 1400 murieron en toda la región, incluido Canadá. En Europa, una serie de olas de calor entre junio y agosto de 2022 causó más de 20.000 muertes relacionadas con el calor, particularmente en países como España y Francia, estiman las agencias de salud.

Crear conciencia de que las olas de calor se están volviendo cada vez más mortales es un primer paso clave, dicen los médicos y científicos. Los investigadores del calor han propuesto dar nombres a las olas de calor, como sucede ahora con los huracanes y las tormentas, para enfatizar el nivel de amenaza que representan para las personas. Asegurarse de que aquellos en el camino de las olas de calor tengan acceso a un enfriamiento confiable también es crucial, un problema cuando la mayor demanda de enfriamiento durante las olas de calor puede provocar cortes de energía. Debido a que el uso creciente del aire acondicionado puede impulsar más el cambio climático y producir temperaturas aún más altas, es crucial encontrar medios de enfriamiento bajos en carbono, como el uso de energía eólica y solar para generar electricidad, dicen los científicos.

Cambiar el horario laboral y escolar a partes más frescas del día y proporcionar más descansos para los trabajadores también puede salvar vidas, dicen los científicos, al igual que encontrar formas simples y de bajo costo de hacer que los hogares y los lugares de trabajo sean más frescos, como pintar los techos de blanco.

Si las emisiones de petróleo, gas y carbón continúan y las olas de calor empeoran, las partes especialmente calientes del planeta podrían volverse inhabitables, lo que provocaría una migración masiva y potencialmente muertes a gran escala si las personas no pueden encontrar un respiro del calor.

El calor extremo también podría provocar otros tipos de desastres, desde la escasez de agua a medida que se evapora más agua en condiciones de calor hasta el empeoramiento de las sequías, los incendios forestales y la pérdida de la naturaleza.

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Las olas de calor también podrían dañar las economías, ya que a los trabajadores, especialmente a los que trabajan al aire libre, como los agricultores, les resulta cada vez más difícil hacer su trabajo, o cuando fallan los cultivos dañados por el calor, lo que se suma al número ya creciente de personas hambrientas del planeta.

Esta historia fue reportada por la Fundación Thomson Reuters.

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